La crónica francesa
Debo decir que por primera vez en un poco mas de un lustro escucho y leo por primera vez cosas como “si, si, está muy bien pero es lo mismo de siempre”. Le habían soltado la mano al bueno de Wes? Hay algo de eso. Quizás haya sido el principal motivo por el cual me volqué a verla: era lo mismo de siempre?
La crónica francesa, en efecto, repite las herramientas, es cierto e ineludible. De hecho quien quiera ir a ver y corroborar lo conocido, podrá hacerlo. WA está ahí en sus materiales y en sus herramientas. Esa es la materialidad de su cine, por eso en ese aspecto la identidad autoral se mantiene dura e inconmovible.
Pero hay algo que cambió, motivo por el cual me toca defender a WA en esta ocasión. El cambio es “esrpiritual”. CÓMO? Si, el director construye una historia coral como en la mencionada El gran hotel Budapest, de la cual podría pensarse que La crónica francesa es una rescritura descontracturada y disociada del anclaje literario de Stefan Sweig que si estaba en aquella película de 2014.