Bellas Artes
Si ponemos atención a la operatoria, Bellas Artes parece concebirse a sí misma como un aparato de choque que en el fondo no es tal, porque hace todas las piruetas discursivas disponibles como para que la incomodidad nunca llegue. Es raro, entonces, porque se convierte en un objeto más de ese mundo que intenta retratar: un mundo que puede llegar a incomodar pero en el fondo se vuelve parte del paisaje.