38MarDelPlataFF – Diario de festival: Mimang, Youth, La chimera

Por Marcos Rodríguez

1.

Parte de la belleza de Mimang, la primera película de Taeyang Kim que formó parte de la Competencia Internacional de Mar del Plata, radica en sus diálogos precisos, en sus personajes deshilvanados con los que nos cruzamos de paso y que no terminamos de entender, en la distancia con la que muestra esos vínculos abiertos (¿abortados? ¿posibles?). La referencia a las Antes de… de Linklater no es casual pero puede resultar engañosa, primero porque en Mimang el paso del tiempo y los reencuentros (tal vez) amorosos están compactados dentro de una misma película, pero sobre todo porque ahí donde Linklater jugaba el juego de unos diálogos barrocos a los que el cuerpo de sus actores les prestaban naturalidad, Mimang es mucho más seca, mucho menos trascendentalista y está bastante menos armada. Ese aire de encuentro casual y charla sin rumbo es mucho más fuerte y palpable en esta película. En sintonía con esto, buena parte de la belleza de Mimang proviene del modo en el que se dedica a filmar las calles de Seúl, en particular lo que al parecer es su centro histórico y, por lo que dicen los propios personajes de la película, la “zona de las ferreterías”: un espacio abarrotado, desordenado, pragmático y poco paisajístico, donde no hay turistas pero sí bolichones y donde, al parecer, solía haber una sala de cine arte o centro cultural de cine. Mimang es muy consciente del espacio que elije y de sus sentidos: una y otra vez los protagonistas hablan de esas calles, de lo imposible que resulta orientarse en esa zona en la que ni un coreano sabe para dónde agarrar, de los cambios urbanísticos que se vienen proponiendo para la zona pero nunca terminan por llevarse a cabo. Una estatua de un antiguo general, que se levanta como centro del tráfico de la zona (¿en una rotonda?) se vuelve casi un personaje más de la película: los personajes hablan de ella como punto de referencia, pero también como emblema, como figura histórica, como objeto a debatir (¿era o no era zurdo el general?), como rastro de un pasado al borde de quedar avasallado por el progreso, como recuerdo personal. En el segundo fragmento que compone la película, Mimang llega a rizar el rizo y muestra a su protagonista, que después de terminar la proyección de un clásico del cine coreano en una sala de arte que está por cerrar, les dice a sus oyentes que al salir de esta sala van a estar caminando por las mismas calles que se ven en esa película. Las mismas que recorremos con ella mientras se aleja en la noche en busca de algún colectivo para volver a su casa. Seúl, ese barrio de Seúl, es el verdadero protagonista de esta película que parece filmada en modo guerrilla: con actores filmados en tele mientras caminan por calles ajetreadas, mientras autos y personas pasan por detrás y por delante, tapando el lente, obstruyendo y llenando de vida una película que se abre al espacio a su alrededor. 

2.

Es casi imposible terminar de abarcar todo lo que implica la experiencia de ver Youth (Spring), el nuevo documental de casi cuatro horas de Wang Bing, ese maestro que parece inventar el cine de nuevo con cada película. En rigor, la sinopsis de esta película que formó parte de la competencia Estados Alterados sería simple: Bing se dedica al registro de los jóvenes que trabajan en talleres textiles en una ciudad del interior de China, en la región de Zhili. Su cámara sigue de cerca el día a día de ese trabajo arduo, largo, difícil, casi sin salir de los talleres y dormitorios comunitarios donde duermen estos trabajadores de entre 16 y veintipocos años (en su mayoría), que se mueven y cosen a velocidades sobrehumanas. Para entender cómo es que esa premisa que, como mucho, promete un documental de denuncia bienintencionado se convierte en un evento de cine, entra en juego, por un lado, el enorme talento de Bing, pero también la experiencia del tiempo: todo lo que entra en todo ese tiempo de película, que cuenta mucho pero pequeño y se dedica a tramar hilos múltiples de vidas difíciles. Hay denuncia en Youth, por supuesto, pero sobre todo hay mucho más: al seguir de cerca la vida de estos jóvenes, la cámara de Bing (desprolija, movida, fea) se adhiere a la vitalidad de sus protagonistas: la calentura, el celular, las salidas de noche, la planificación de un aborto como pausa del trabajo, las luchas por la tarifa de cada prenda a coser, los festejos de cumpleaños, los días y las noches. Entregada al torrente de una vida que incluye condiciones que indignan pero también desbordan (como toda vida) sus condiciones, Youth se vuelve cine en la medida que borra sus límites y se deja atravesar.

3.Como ocurre con buena parte del cine de Alice Rohrwacher, La chimera es un milagro de encanto, con todo lo que eso implica de imprecisión, subjetividad y descripción que no dice nada si uno tiene que ponerse a explicar una película. ¿Por qué es tan emocionante La chimera? Lo difícil de esto es que para entenderlo, habría que verla. El argumento es más o menos estrambótico (una banda de saqueadores de tumbas etruscas, lideradas por un inglés rabdomante que percibe mágicamente los tesoros escondidos), las actuaciones funcionan como reloj y el sol brilla de forma preciosa sobre cada uno de los escenarios de esta Italia medio-rural que Rohrwacher se ha dedicado a recorrer en todo su cine. Pero nada de todo eso explica La chimera. Probablemente el mayor milagro de todo esto es que haya surgido una directora que todavía cree en la importancia de ese encanto (que no se puede describir pero que también no puede existir fuera del cine) y se dedica a crear esos espacios (que por conveniencia llamamos “películas”) donde ese encanto puede brotar y crecer, cuidado como bonsái que exige un equilibrio intuitivo entre historia, personas paradas frente a una cámara, dirección de arte, montaje, grano de material fílmico, encuadre. En definitiva, cine.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter