Las motitos

Por Carla Leonardi

Las motitos 
Argentina, 2020, 84′
Dirigida por Inés María Barrionuevo & Gabriela Vidal
Con Erika Cuello, Carolina Godoy, Carla Gusolfino, Ignacio Pedrone

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La adolescencia es ese proceso de transición donde se juega la definición del proyecto propio y de la identidad sexuada, a partir del duelo por los padres de las infancia y sus determinaciones. Pero ¿cómo se transita este tiempo en condiciones sociales complejas que no permiten demasiadas posibilidades de elección?

El contexto social de la acción es un barrio del conurbano de la ciudad de Córdoba donde a raíz de una protesta los policías se han acuartelado en la sede policial, mientras que algunos jóvenes en sus motitos han salido a saquear. Tras esta situación, recrudecen los controles policiales a las motos, que se realizan de manera indiscriminada y abusiva por la simple portación del vehículo. Lautaro y Juliana, son dos adolescentes que están de novios y que se desplazan en la motito de Lautaro, por lo cual la circulación con la moto se vuelve un factor peligroso para ellos. 

De allí la preocupación de la madre de ambos jóvenes. La madre de Lautaro, le pide que evite andar en moto y que se saque la gorra con visera, no sea cosa que lo confundan con alguno de los ladrones. Es una mujer, preocupada por el negocio de comidas que tiene delante de la vivienda, con el cual tiene que alimentar a sus tres hijos. Le molesta que Lautaro pase tanto tiempo con Juliana, ya que no colabora con ella en el negocio mientras que ella asiste al bebé. 

Por su parte, Juliana mantiene una relación tirante con su madre. La madre de Juli ve con desaprobación su relación con Lautaro en el contexto de lo que está ocurriendo. Juliana se escabulle por el techo para encontrarse con Lautaro o dice que se va a casa de su amiga. Por estas actitudes, que apuntan a eludir la mirada controladora y sancionatoria de su madre, ésta se niega a cumplirle el sueño de festejarle el cumpleaños de 15. Lo que Juliana vive como represivo por parte de su madre; del lado de ésta, se juega como control posesivo, por la angustia de perderla en tanto niña. 

Juliana dice que odia a su madre y que se siente odiada por ella. Madre e hija discuten casi siempre y se reprochan mutuamente la manera de hacer determinadas cosas (tomar soda del pico del sifón, automedicarse o fumar). La ambivalencia del vinculo madre hija es propia de ser el primer lazo afectivo, pero al mismo tiempo conllevar una mutua desilusión. Del lado de la madre, porque la niña no es el falo maravilloso que esperaba y de la hija, porque la madre no la ha provisto del falo.

En este contexto de situación socio-familiar, Juliana queda embarazada. Se plantea entonces para ambos jóvenes la decisión de qué hacer al respecto y de qué manera llevarlo a cabo. El aborto es la opción de común acuerdo, pero difieren en el modo. Lautaro propone que tome pastillas, que es la opción más económica; pero Juliana tiene miedo de morir desangrada.

Que Juliana opte por el aborto, implica ir en contra del mandato social de maternidad ligado a las mujeres y también de las determinación del contexto de vulnerabilidad social, que impone este mandato con más fuerza dada la escasez de posibilidades. También implica no repetir la historia de su madre, quien se juntó con su padre por el forzamiento de haber quedado embarazada de ella. El subtexto feminista del derecho al aborto legal, seguro y gratuito está expresado en la película a través del color verde con que Juliana se pinta las uñas en la escena de inicio y que también porta en su remera y su mochila.

En la primer decisión importante de estos jóvenes, se plantea el tironeo propio de la edad, en ese medio camino entre la infancia y la adultez. Juliana y Lautaro buscan tomar sus primeras decisiones, aún con la oposición de los padres y necesarias para su emancipación; pero al mismo tiempo, aún no están preparados para afrontar las mismas en total soledad.

Finalmente, es la madre de Juliana quien se hace cargo. Situación muy frecuente, que a veces puede resultar impuesta a la hija, por la premura de la resolución a tomar, pero que en otros casos,  puede atender al deseo de la hija. En este caso, resulta interesante reflexionar en el hecho de que la familia de Juliana deja por fuera a Lautaro, que en este caso manifiesta su grado de compromiso y  que expresaba una voluntad de acompañar a Juliana en el proceso.  

Otro punto interesante es el uso de la música en el film. Los personajes bailan en ciertos momentos como expresión de un momento de liberación de las situaciones en que cada uno está encerrado. Pero también puede pensarse la danza, en tanto afecto en el cuerpo de la resonancia musical, como expresión de lo femenino como tal. Juliana baila con su compañera, su madre con sus amigas en una fiesta en la terraza. En este punto, expresan su feminidad, como más allá del destino de maternidad.  

Las motitos es una película que, si bien está abordada desde un realismo social duro y hostil, no desdeña por ello momentos de humana ternura y de poética visual. El resultado es un coming of age capaz de combinar sensibilidad y reflexión sobre la estigmatización social, sobre la complejidad del tema del aborto y sobre los conflictos propios de la adolescencia, con un bello final que expresa el crecimiento de la protagonista.

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