My son

Por Raúl Ortiz Mory

Reino Unido, 2021, 95′
Dirigida por Christian Carion
Con James McAvoy, Claire Foy, Gary Lewis, Max Wilson, Jamie Michie, Robert Jack, Owen WhitelawPaul RattrayMichael MorelandMark BarrettAndrew John TaitPaul Stirrat, Rosalind Sydney

Un experimento envejecido

Sin guion. James McAvoy afrontó el rodaje de My Son sin saber qué pasaba en cada escena que protagonizó. Este experimento, no tan novedoso como los productores quieren hacernos creer, se sustentó en la premisa de desarrollar una veracidad espontánea que le permitió al actor descubrir cada giro de la historia al mismo tiempo que lo hace el propio espectador cuando aprecia la película acabada. Sin embargo, la ruta emocional que sigue el intérprete no es siquiera una aproximación a la más mínima angustia que pudo haber alcanzado My Son si no hubiese caído en las mismas fórmulas que plantean otras piezas de argumentos similares. ¿Para qué recurrir a una estrategia de “actuación natural” si el resultado es tan previsible y anodino?

My Son es un thriller dramático que narra la historia de Edmond, (McAvoy), un hombre de mediana edad que sufre el secuestro de su hijo durante un campamento escolar. Edmond no tiene un contacto frecuente con su pequeño debido a su trabajo -es empleado itinerante en una empresa petrolera a nivel global- y a la tirante relación que todavía lo une con su ex-esposa y madre del menor, Joan (Claire Foy). La desaparición del niño hará que Edmond se acerque a su ex familia para colaborar con las averiguaciones, mientras que la culpa por una paternidad ausente va creciendo como un tormento que lo carcome. Sin que nadie lo espere, incluso el espectador, el hombre se transformará en una versión más acongojada e igual de perspicaz que la de Liam Neeson en la saga Búsqueda implacable. 

El argumento puede leerse tan atractivo como poco creíble y, honestamente, es así. Estamos ante un drama que nos captura desde los créditos iniciales cuando Edmond toma la ruta hacia el campamento para encontrarse con Joan. En clara referencia a El resplandor y la llegada de los Torrance al hotel Overlook, el director Christian Carion acompaña las acciones de apertura con exquisitas panorámicas del invierno escocés y una música que refleja melancolía y tensión. Un plano secuencia de la reunión de ambos padres donde luego sostienen un breve diálogo pone un toque audaz al gran inicio de My Son.

Hasta la primera media hora Carion hace que la historia avance por una vía de silencios culposos a causa de las responsabilidades no asumidas de Edmond y el resquebrajamiento psicológico de la valiente maternidad que ejerce Joan. Sin duda, el trabajo interpretativo de Foy apalanca al de McAvoy y hace de la película un drama potente compuesto por rostros desencajados y pensamientos insanos: una interacción que en cualquier momento podría convertirse en una bomba de tiempo. Para el director, el secuestro de un hijo se torna en una vivencia desastrosa que no solo flagela el espíritu sino que abre opciones de autodestrucción. La falta de guion para McAvoy, hasta acá, funciona. Otro elemento al que el realizador francés acude para representar el vacío, la fragilidad y la pequeñez del ser humano frente a su entorno natural son los planos de las montañas invernales que funcionan como interrogantes y explicaciones de la imperturbabilidad de un sistema quieto y, en cierto sentido, corrupto (los policías a cargo de las pesquisas son tan ineficientes como insignificantes y están supeditados a una autoridad opresora).

El drama familiar, salpicado de un tímido suspenso, va adquiriendo consistencia hasta que todo vuela por los cielos cuando Edmond se convierte en una suerte de investigador detallista y elemento marginal que pretende opacar a la ley, en su intento por resolver el caso. Algo así como un Liam Neeson sin la estridencia de sus pistolas ni las técnicas de lucha propias del cine de acción. No es que esté mal dar un giro sorpresivo a la película y trastocar la psique del protagonista, sino que Carion es poco sutil para resolver situaciones y justificar momentos después del segmento dramático que abre su obra. Es más, no se explican con precisión cuestiones tan obvias como la naturaleza del trabajo de Edmond, el tipo de relación que mantiene con su actual pareja, la relevancia de su ocupación frente a la intervención violenta de las autoridades en su oficina, cómo opera la supuesta banda criminal que secuestra al niño, entre otros forados argumentales. ¿Acaso Carion quiso dejar abiertas esas opciones para que el espectador las interprete a su gusto o esperaba que la naturalidad de McAvoy, sin guion, compense cualquier incongruencia en pos de conectar emocionalmente, sin importar lo (in)justificable en el cambio radical de su personaje?
 
My Son juega a la suposición mediante el riesgo en su método de actuación, pero descentra a su protagonista otorgándole una carta libre por la que se pierde sin retorno hacia la coherencia. McAvoy es un muy buen actor -las pruebas las remito a las dos últimas películas de la trilogía de Shyamalan-, pero no se le puede mandar a pescar sin una red o una caña artesanal. Arriesgar también supone retar al espectador, aunque sin recurrir a los vacíos que Carion deja durante la última hora de su película. My Son es un remake “experimental” que parte de una película francesa, también dirigida por Carion. Lo curioso es que en ambas repite algunos errores que nos llevan a pensar en la terquedad del director o en la miopía de una mirada que se pierde hasta que el horizonte creativo se nubla.

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