Los extraños

Por Raúl Ortiz Mory

The Strays
Reino Unido, 2023, 100′
Dirigida por Nathaniel Martello-White
Con Ashley Madekwe, Jorden Myrie, Bukky Bakray, Justin Salinger, Samuel Paul Small, Maria Almeida, Rosie Akerman, Tom Andrews, Jordan Bailey, Vanessa Bailey, Izzy Billingham, George Greenland, Rob Jarvis, Ruby Lethbridge, Caroline Martin, Alfredo Tavares, Michael Warburton

El cristal fisurado

Neve (Ashley Madekwe) tiene una vida que cataloga como casi perfecta: vive en un suburbio inglés rodeado de vecinos solidarios y amables, es subdirectora de un exclusivo colegio al que asisten sus dos hijos, organiza galas benéficas por los más necesitados en otros continentes y está casada con un hombre trabajador bien visto por su círculo social. Sin embargo, su color de piel será el persistente motivo por el que no se sienta del todo integrada a una sociedad racista que la mira con burlona simpatía. Neve piensa y actúa como una blanca británica que prefiere olvidar sus raíces. Hasta sus hijos mestizos parecen ignorar que son diferentes ante los ojos de amigos y compañeros. Todo cambiará cuando un secreto de su pasado se presente de manera intempestiva y destruya la delicada vida de cristal que tanto le ha costado armar.

La ópera prima de Nathaniel Martello-White conecta con la idea de que los trazos gruesos borronean las buenas ideas en lugar de subrayarlas audazmente. El director intenta edificar una historia que llame la atención sobre las diferencias raciales en un micromundo integrado por personajes privilegiados, pero termina consolidando una caricatura cargada de lugares comunes y situaciones tan absurdas como previsibles. Todo en clave de terror.

Los extraños tiene una buena y desperdiciada premisa: el pasado acecha -en este caso, los hijos pobres y afro británicos que Nerve abandonó- para cobrarse una venganza inquietante, por no decir enfermiza. Entendamos que las historias donde se saldan cuentas pasadas siempre serán atractivas, mejor si estas vienen provistas de revanchas familiares. El error de Martello-White es que al querer retratar la barrera real de una sociedad racista utiliza estereotipos indulgentes que le quitan fuerza a su intención.

Los extraños toma impulso y se recompone cuando su estructura de narración episódica salta en el tiempo. Ello supone un juego de expectativas que se desvanecen al llegar al final de cada micro capítulo. Es decir, cuando todo parece ir en dirección correcta, ni el terror causado por los acosadores hijos abandonados de Nerve, ni el drama familiar que alcanza su punto más alto cuando la mujer confiesa detalles de su vida anterior, logran disipar las torpezas y exageraciones del guion escrito por el mismo Martello-White. Otro aspecto que llama la atención es la parsimoniosidad impuesta a los personajes de Sebastian (Samuel Small) y Mary (María Almeida), los hijos mestizos de Nerve. Sin profundidad, nervio o apasionamiento, son dos invitados de piedra que renuncian a la posibilidad de ser articuladores viscerales entre sus padres ante la desgracia que resquebraja a la familia. La contraparte son los personajes de Abigail y Marvin (Bukky Bakray y Jorden Myrie): perturbados e impredecibles, aunque por momentos desmesurados.

Los extraños juega a ser una deformidad parida por Jordan Peele o Michael Haneke o, lo que es peor, un cruce de los dos. La gran diferencia es que en Nosotros o en Funny Games no se pretende buscar la mesura como identidad que haga reflexionar acerca de los problemas raciales o sociales. Tanto Peele como Haneke llevan al extremo sus historias a través de mecanismos propios del terror y esa claustrofóbica variable denominada home invasion. Si nos remitimos a películas en que las clases sociales se enfrentan en un escenario propio del terror, aunque sin el componente racial, sería adecuado revisar otra cinta que, paradójicamente, fue titulada en español como Los extraños (Bryan Bertino, 2008), donde una pareja de clase media alta, interpretada por Liv Tyler y Scott Speedman, son sitiados por tres desconocidos. En la propuesta de Bertino las diferencias de clase potencian la tensión dramática y abren paso al asedio psicópata que no tiene la obra de Martello-White. El resentimiento de los desamparados por Nerve se pierde en escenas de falsa congoja que cuesta encajar con el resto de la película, sobre todo, con la secuencia final.

En suma, Los extraños naufraga en su intención por ser una película de terror que se deja llevar por una frágil corriente de drama familiar descompuesto.

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