Mary

Por Federico Karstulovich

Mary
EE.UU. – Italia – Francia, 2005, 94′
Dirigida por Abel Ferrara
Con Juliette Binoche, Forrest Whitaker, Marion Cotillard, Mathew Modine, Heather Graham, Victoria Justice

(Tres) manifiestos milagros mundanales.

Por Fernando Luis Pujato

Lejos de los hampones de poca monta, familias gangsteriles en implosión o dealers encarnando la plusvalía. Lejos también de crímenes involuntarios, meditaciones filosóficas vampirescas o servidores de la ley al borde de la locura, Mary es una rareza (más) en la obra de un director que parece filmar como si Dios estuviese literalmente a su lado, asintiendo la posición de las tomas, codirigiendo a los actores y supervisando el guión. Lejos asimismo de explicar la misteriosa presencia de la meretriz más odiada, vilipendiada, celebrada y ensalzada en la historia religiosa del Occidente cristiano en una época en la que los dogmas aún no eran tales, el film de Abel Ferrara nos instala en el aquí y ahora de un registro visual trinitariamente secularizado.

Tres inscripciones y espacios geográficos distintos: el cine, la televisión y una película dentro de otra película, un Nueva York visto siempre de noche coronado por los edificios de Met Life, una Jerusalén de polvo y piedra vapuleada por atentados mesiánicos, y un mundo pretérito de túneles y cavernas protectoras.
Tres figuras reconocibles: un casi insoportable director de cine -tal vez el alter ego de Ferrara pero de una impronta un tanto menos impactante-, un responsable burgués conductor de un programa serio de televisión, y una genial actriz que no puede desprenderse sicológicamente de su interpretación bíblica.
Tres senderos y resoluciones diversas: desde la defensa nihilista directorial a la ¿auto? inmolación cinematográfica; desde el agnosticismo y la culpa moral a la confesión salvífica terrenal; desde la confusión icónica ficcional a la conversión interna mundanal.
Pero una sola película. Porque todos estos espacios, figuras y finales están contenidos, entretejidos e interconectados no de manera coral sino intra e intersubjetivamente. pausada y encantadoramente fundidos en la ficción dentro de esta ficción que es Mary. O el pretexto de filmar una formulación cegadoramente cristiana a través del sutil misterio agnóstico del cine.

 

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