Megalodón 2: el gran abismo

Por Gabriel Santiago Suede

Meg 2: The Trench
EE.UU., 2023, 116′
Dirigida por Ben Wheatley
Con Jason Statham, Wu Jing, Sienna Guillory, Cliff Curtis, Shuya Sophia Cai, Page Kennedy, Skyler Samuels, Melissanthi Mahut

Directo a video

Vaya uno a saber el motivo, pero por algo que habré escrito en esta revista me gané fama de degustador de trash de alto, medio y bajo presupuesto. Asumo que debe estar ligado a esta nota en la que alguna vez me propuse delinear qué pudo haber pasado con el cine high concepto y cómo sobrevive. El tema es que no toda película trash resulta indefectiblemente una película con un funcionamiento high concept y viceversa. Por que muccho high concept no es trash y mucho trash no es high concept. Pero en algunos casos ambas cualidades se juntan: el gusto por lo mersa, lo grasa, lo descastado a la vez que la necesidad de la depuración y la simpleza argumental.

En ese coto de caza se mueve con soltura Megalodón 2: el gran abismo, película que no le tiene miedo al ridículo, a la unidimensionalidad de los personajes, es, sin dudarlo, una de las películas más divertidas que vayamos a ver este año, justamente en un momento en donde el mainstream old school empieza a sufrir el abandono del público masivo (al menos comparativamente con la cantidad de gente que supo traer a las salas en el pasado), en donde el mainstream de autor se encierra en su propia solemnidad e inanición y donde el mainstream populista-demagógico se adapta a las agendas de consumo. Bueno, el mainstream falopa del trash cruzado con el cine high concept resulta un coctel ideal que nos lleva derecho a los 90s tardíos/ tempranos 2000. M2 pertenece a esa estirpe porque se apoya sobre los hombros de un actor todoterreno que no necesita ninguna clase de prestigio, porque nunca lo buscó. Ese actor no pertenece al mainstream actual, pero posiblemente sea uno de los pocos que termine de comprender que una de las formas de la vitalidad cinematográfica es el circo y el espectáculo mas inverosímil del mundo.

Jason Statham es jamón del medio para las películas berretas, porque entiende el código como nadie en su generación, como su fuera un Bruce Willis extraído de Tallywood, no de Hollywood. Por eso se siente más cómodo bailando, saltando, cagándose a piñas o lisa y llanamente salvando al mundo parando la mordida de un megatiburón prehistórico con su pierna (si, porque en M2 todo es posible). Por eso toda esta aventura decimonónica con tintes de Julio Verne se disfruta con el cerebelo, porque su poesía es la del movimiento centrífugo hacia el absurdo.

Mientras todo se cae, mientras el país se destruye, confíen en el circo, que es el único que puede brindarnos pan a la vez sin prometernos nada y sin decepcionarnos.

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