#Ladoblec: La Educación Gastronómica + Entrevista A Marcos Rodriguez
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#LaDobleC: La educación gastronómica + Entrevista a Marcos Rodriguez

Allá lejos y hace tiempo, en la época en la que varios de los integrantes de Perro Blanco escribíamos en El Amante, usábamos un criterio para las notas que incluían una entrevista y una crítica breve que a su vez se complementaran mutuamente. Esa clase de notas llevaban el formato cariñoso de La gran Castagna (integrante histórico de la revista que luego se alejó). Hoy EA no existe más como revista, pero en PB recordamos ese formato con cariño por eso la llamamos #LaDobleC. Como no podía ser de otra manera, casi de entre casa, dos ex compañeros de esa revista y actuales críticos de PB hablaron sobre el estreno porteño algo tardío de La educación gastronómica. Casualmente ambos (entrevistado y entrevistada) comparten una experiencia común, que es la de haber dejado su lugar de origen para venir a la ciudad. La sucesión de coincidencias y de hechos familiares terminó derivando en la nota que leerán aquí debajo. Y luego si, la entrevista al director. Como podrán ver, en PB no solo se escribe, se filma y se vive. Pasen y lean. 

Las Grietas De Jara
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Las grietas de Jara

Nicolás Gil Laavedra filma a sus personajes como cabezas parlantes, jugando al plano contraplano en estado puro sin que estos hagan otras cosas que hablar y hablar y sin otra idea visual que acercar el plano a la cara cuando el diálogo entra en una fase mayor tensión. Ese problema es lo que hace que los diálogos suenen ya de por sí más falsos, más acartonados de lo que parecen, porque acá los personajes parecen meros receptores de discursos, y esos discursos ni siquiera parecen particularmente interesantes.

I Love You, Daddy
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I Love You, Daddy

I love you Daddy tiene un gran punto en contra. Y acaso su mayor problema sea la generosidad o el descentramiento del mismo Louie para dar lugar a sus actores. Me hizo acordar este movimiento menos al Woody Allen más inspirado de los 80’s que a Nanni Moretti en sus últimas películas, pero más particularmente en Mia madre (sobre la que hablamos aquí ), que también hacía ese movimiento, corriéndose del centro pero a la vez llenándolo de otro protagonismo. El asunto es que ese centro en la película no está lleno por nadie.

La Araña Vampiro
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La araña vampiro

La araña vampiro, como dice la letra de la potente canción de cierre (alguna vez habrá que escribir sobre la musicalización en las películas de Gabriel Medina, quien posiblemente sea de los grandes directores especialistas en musicalizar dentro del cine argentino) da cuenta del cuento moral de un puñado de personajes enfrentados a una historia extraordinaria, que salidos de sí mismos, vuelven, pero “para ser uno más”. Perderse en la multitud de la ciudad, cambiado, confundido entre muchos, estar extraviado, parece decirnos Medina, es el mejor antídoto contra la identidad y la importancia

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