La sensación que da Una hermana en ese momento es rarísima, porque se han visto policiales negros que deciden resolver un caso pero sin que exista justicia final (Barrio chino, Roman Polanski, 1974) o policiales negros donde finalmente ni se resuelva el caso aún con pistas acumuladas (Zodíaco, David Fincher, 2004, o su gemela coreana, Memorias de un asesino, Bong Joon Ho, 2003), pero Una hermana se propone otra cosa: construir un policial negro sin pistas concretas, y por ende también sin sospechosos, ni culpables y por supuesto sin justicia. En su estudio sobre los géneros, el teórico y crítico John Cawelty decía que una de las formas de desarmar las convenciones de un género es hacerlas chocar con la realidad mostrando así que ciertos verosímiles de un género serían imposibles si se aplicaran a un relato realista.