Dossier Estudio Ghibli (Xi): Mis Vecinos Los Yamada
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Dossier Estudio Ghibli (XI): Mis vecinos los Yamada

Cuando nos propusimos armar el dossier del Estudio Ghibli toda la redacción tuvo a su alcance un cronograma de estreno online de las 21 películas del estudio en cuestión. Pero por algún motivo, dado que en la primer horneada había sido de las personas que primero eligió, me di cuenta que todos elegían películas más o menos conocidas, más o menos notables visualmente, pero que casi todo el mundo le huía a una en particular, que se encontraba en el fondo de la caja, como un cachorrito con un ojo mocho o algo similar. El patito feo de la elección tenía nombre y apellido. Y yo me lo llevé gustosa, porque se trataba de una película que no había visto en mi vida. Me dediqué a investigar sobre ella y entendí por qué había sido dejada de lado (no solo por mis compañeros de redacción, a quienes adoro y respeto), sino por las diversas coberturas que le fueron dedicadas a las películas del estudio a lo largo de su historia. Mis vecinos los Yamada son el patito feo porque, en buena medida, rompen con el tamiz autoral-marca de estudio que Ghibli supo darle a casi todas sus películas. A tal punto esto es asi que esta película fue la directa responsable del mayor fracaso en la historia del estudio, a la vez que generadora de reevaluaciones de parte de sus directores a la hora de pensar la continuidad. Tal y tamaño fue el fracaso que todo lo que vino luego de ella no fue sino una profunda y profusa reafirmación de todas y cada una de las marcas de las Ghibli movies.

La Chica Que Saltaba A Través De Tiempo
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La chica que saltaba a través de tiempo

La chica que saltaba a través del tiempo es una película de un lirismo que es marca autoral en la mayor parte de las películas de Hosoda, pero es casi imposible de encontrarse en el presente (exceptuando quizás a ese exquisito hacedor de melodramas que es Joe Wright, y en cierta medida, siempre y cuando la pega, a ese otro genio contemporáneo que es James Gray). De hecho siempre que se menciona el tono lírico y excacerbado, de pasiones desgarradoras, el ojo casi siempre nos tira bastante más para atrás, ahí donde reina Frank Borzage. Pero el lirismo de Hosoda es de otro orden, porque su exceso logra inmiscuirse en las formas de géneros que exceden largamente a las limitaciones acaso más realistas del melodrama.

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