Evil dead: El despertar

Por Santiago Gonzalez

Evil Dead Rise
EE.UU., 2023, 97′
Dirigida por Lee Cronin
Con Alyssa Sutherland, Lily Sullivan, Morgan Davies, Nell Fisher, Gabrielle Echols, Jayden Daniels, Billy Reynolds-McCarthy, Tai Wano, Anna-Maree Thomas, Mirabai Pease, Richard Crouchley

De entre los muertos

Evil dead fue algo más que un clásico de los ochenta -clásico que daría paso a una trilogía y a una serie de tres temporadas-. La original, conocida en estos lares como Diabólico (Sam Raimi, 1981) era una película chiquita, cuya acción transcurría prácticamente en un solo escenario (una cabaña) y que además se beneficiaba de una trama simple: cinco jóvenes eran atacados por una extraña entidad y debían sobrevivir a ese ataque. Esta trama simple resultó funcional para que su director diera rienda suelta a su estilo exagerado, anclado en el slapstick, algo que incluso iba a perfeccionar en su secuela de 1987. Aún con el humor marca Raimi, el tono de esa primera Evil dead está más cerca del terror que de la comedia. Que quede claro otra cosa: Raimi siempre fue un director que apostó más al impacto visual y sonoro que al estrictamente narrativo. Por ese motivo sus mejores películas son aquellas cuyas tramas son simples y directas (la mencionada trilogía Evil dead, Arrástrame al infierno, Darkman) cuando la cosa se complica pueden verse sus errores como narrador (Spiderman 3 y El maravilloso mundo de Oz).

Evil dead (Fede Alvarez, 2013) fue, por transmisión, algo más que un remake del clásico de los ochenta. Producida por Raimi y co-escrita y dirigida Fede Alvarez, esta versión renovada entendió dos cosas: La primera fue que la historia tenía que ser simple, directa, brutal. Y en segunda instancia entendió que los tiempos habían cambiado. Si iba a presentar a los personajes estos tenían que tener algún conflicto a diferencia de los personajes originales cuyo protagonismo era aleatorio y respondía más a un terror epidérmico, alejado de todos psicologismo, donde el azar era mas determinante que la moral, síntoma social y cultural que había heredado de la década del setenta.

Con la remake, Alvarez inventó que la protagonista tuviera un conflicto con las drogas y por eso sus amigos la llevaban a una cabaña para que se desintoxique. Esa película presentaba algunos errores en la construcción de los personajes que a veces actuaban incoherentemente con su psicología, sumado eso a ciertos subrayados innecesarios. No obstante ganaba en la construcción de una atmósfera oscura y opresiva en la presentación dramática de su protagonista (Jane Levy era excelente porque pasa por todos los estados inimaginables) y porque se entregaba feliz al gore sin represiones. Por eso mismo, con todos sus problemas, el clímax de los últimos quince minutos es tan recordado porque ahí la película se libera finalmente y entrega una lluvia de sangre y motosierras.

Todo esto nos lleva a Evil dead rise, que se estrena en un contexto similar a la anterior. Me refiero a que en las pantallas de cine, a pesar de la diversidad de propuestas del género, faltaba el gore. Hay películas violentas y sangrientas pero no una cuyo objetivo sea lo grotesco y ver cuánta sangre se derrama. 

Evil dead Rise está escrita y dirigida por Lee Cronin cuyo trabajo anterior fue Hole in the ground (2019), película olvidable que no prometía nada. Al igual que Álvarez es un director que se adaptó al material. De ahí que se dedique a copiar los trucos visuales de Sam Raimi (en especial el POV de la entidad paseando por el bosque que da pie a un gran chiste al inicio) y a situar la cámara en cualquier lado: imita, si, pero no entiende la funcionalidad de esas decisiones. Aunque tampoco molesta.

A su vez, EDR se apoya en un guión funcional a la historia, un cuentito moral sobre la maternidad que, al igual que la anterior, es básico y tiene miles de errores de construcción. Cronin toma algunas decisiones arbitrarias como presentar un terremoto que no tiene más función que el descubrimiento del necronomicon (y por ende poder justificar el encierro de los personajes en ese edificio). Toma la decisión incomprensible de dejar fuera de campo la muerte de un personaje cuando estamos frente a una película gore (chicos en serio, si van a mostrar, muestren todo, que no hay ningún código Hays por acá). Lo que si hay es un enorme desequilibrio en las actuaciones: por un lado Alyssa Sutherland se roba las escenas como poseída por todo el trabajo que realiza con su cuerpo mientras que Lily Sullivan queda opacado cuando ella es la verdadera protagonista. 

Dos cosas vuelven valiosa a EDR pese a sus errores. Por un lado el apartado sonoro, ya que se escuchan huesos romperse, bocas siendo cercenadas, gritos interminables: un verdadero gore sonoro que funciona y perturba. A su vez, la decisión de que transcurra prácticamente en un departamento iluminado con velas luego de un corte de luz y en el piso de un edificio casi abandonado también es una gran decisión. Esto construye que el terror esté tanto adentro como afuera, por eso los personajes nunca están a salvo.

Para finalizar podemos decir que si hay algo que une a estas nuevas Evil dead es que se trata de típicos casos de películas por encargo con empleados atados a las exigencias de los productores Raimi/Tapert/Campbell, quienes parecieran querer que estas propuestas sigan siendo simples, con alguna referencia de Evil dead para los fans. Entonces, por un lado parece ofrecer los mismo que el cine comercial de los últimos años, pero a la vez hay algo diferente, porque todo el tiempo pesa la perpetuación de la tradición de un cine que ya no existe. Un cine con errores, con efectos prácticos pero un cine vivo en el océano de la muerte. Y así esta Evil dead se erige entre los muertos.

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