Shazam! Fury of the Gods
EE.UU., 2023, 130′
Dirigida por David F. Sandberg
Con Zachary Levi, Helen Mirren, Lucy Liu, Rachel Zegler, Jack Dylan Grazer, Asher Angel, Djimon Hounsou, Marta Milans, Cooper Andrews, Adam Brody, Grace Fulton, Meagan Good, D.J. Cotrona, Jovan Armand, Ian Chen, Faithe Herman, Diedrich Bader, Ross Butler, P.J. Byrne, Rizwan Manji, Derek Russo, David Lengel, Abby Glover, Bonnie Ryan, Otis Winston, Kelvin Hodge, Carter Williams, Chloe Camp, Chloe Childs, Michael Mario Good, Marc Demeter, José Mora Ramos, George Peroulas, Richie Acevedo, Stephen Branson, Jeff Bukowski, Zach Catanzareti, Jamel Chambers, Christopher Cocke, Alonzo Hester, Maurice T Johnson, Bradley Ryan Knispel, Colton Langan, Babatunde Oyewo, Sia Poorak, Kimi Price Queguiner, Patrick Reidy, Hana Soomro, Robert Tinsley, Sam Zheng.
Holding out for a hero
1. Antes de cumplirse los 20 años de vida, con mayoría de edad, del MCU (Universo Cinematográfico de Marvel, para quienes no lo conozcan ni comprendan las siglas) habremos testimoniado el nacimiento, ascenso, apogeo, declinación y caída del género que amenazaba con llevarse puesta a toda la industria junta y que hoy muestra signos de una debilidad implacable. Pero Marvel con su MCU no es el único que sufre esto. El Universo Cinematográfico de Detective Comics (DCEU en sus siglas en idioma original) está en una situación todavía peor. Si el primero tuvo un nacimiento (2008), una etapa de ascenso (2009-2012), un apogeo (2012-2019), una declinación (2019-2022), lo que viene no hace sino prometer una caída en picada con la temblorosa quinta fase; el segundo ni siquiera cuenta con fases medianamente exitosas sino con parches desordenados entre aproximaciones autorales (desde las experiencias de la trilogía de Batman de Chistopher Nolan hasta el Snyderverse truncado de El hombre de acero–Batman Vs Superman y ZS Justice League), hallazgos notables (Aquaman), intentos irregulares por formular una franquicia (Mujer Maravilla en su primera y segunda entrega), experimentos maravillosos fuera de la norma (El escuadrón suicida de James Gunn), cosas horribles (Suicide Squad), cosas sin identidad (Aves de presa). Y entre todo eso…Shazam!
2.No sabemos qué posibilidad de sobrevida tiene el género de superhéroes, pero como verán no estamos augurando lo mejor (excepto que las dos principales casas responsables de mantener este género en pie como lo son Warner Bros y su DCU así como Disney y su MCU tengan algún plan maestro para salir de la encerrona, el futuro es oscuro y denso como pantano). Básicamente porque el género no está sino pasando por las mismas etapas que alguna(s) vez(veces) pasaron otros géneros, como el terror, la comedia romántica, el western, el musical, el cine bélico, el melodrama. Procesos de abundancia, de oferta desmedida e insoportable, procesos de ausencia de ideas, alejamiento paulatino de público por cansancio, calcificación de matrices estandarizadas y, ante la ausencia de renovación, muerte y olvido como todas las modas pasajeras.
3. ¡Shazam! La furia de los dioses es la segunda entrega de una saga que no se parece demasiado a sus compañeras de salón. Más bien lo contrario, desde la primer entrega siempre pareció jugar su propio juego (con lo bueno y lo malo del asunto: lo bueno por el lado de las libertades y el humor, lo malo porque presuntamente esa autonomía la desenganchaba del resto del DCEU, que tras la llegada de James Gunn y el rebooteo generalizado queda hecho pedazos). Lo curioso es que en esta segunda entrega la saga sigue su propio juego sin importar que pueda llegar a ser la última de las entregas disponibles del personaje. De ahí que no tenga tantos vínculos con el cine actual de superhéroes y si con el de los 80s, en partículas con las primeras Superman pero con un tono menos solemne. A tal punto sucede esto que las villanas encarnadas por Helen Mirren y Lucy Liu tienen mucho más en común con los villanos Bigger Than Life de los formatos infantiles del género antes que con las miradas “actuales” en donde el cine de superhéroes juega a cierta adultez impostada. De ahí que ¡Shazam! La furia de los dioses conserva cierta simpatía que permite que la mayor parte de su metraje sea disfrutable, justamente porque no podemos exigirle demasiado ni ella nos exige demasiado a nosotros. No hace sistema con nada ni nadie. Se despide de algo que nació mal parido. Y nos indica, eventualmente, el camino de algo que pudo ser: un cine de superhéroes sin plan ni futuro, apenas la circunstancialidad de un juego un domingo por la tarde. Adiós, Shazam!
