¡Madre!
Desde su estreno mundial en el Festival de Venecia venimos escuchando que ¡Madre! es un bodrio absoluto. “Desagradable, grotesca, repulsiva, asquerosa, vil, horrible, exasperante”, fueron los adjetivos más tibios. Anthony Lane, del New Yorker, bromeó con que la cinta es lo que un niño de quince años haría si tuviera “una bolsa de hierbas extrañas para fumar”, mientras que Rex Reed, el crítico del New York Observer, llegaba al extremo de calificarla como “la peor película del siglo”. Los comentarios cayeron como una lluvia ácida de observaciones morales. El puritanismo derrotó a la reflexión cinematográfica y Darren Aronofsky se consolidó como la bruja cazada que siempre quiso ser.