Nada
Curiosamente, distinto a la misanotropía que históricamente mostró el dúo en sus películas, aquí hay corazón y empatía. Esto no significa que tengamos que querer a los personajes, sino que, en todo caso, podamos creerles algo. Que en el caso de Nada ese verosímil esté atado con alambre e hilo sisal ya es otra cosa. Pero hay un intento y un acercamiento a una idea, que es la que indica que las series no cuentan tramas, cuentan personas. De ahí que todo lo que nos narra Nada pueda verse de un tirón, en un verdadero periquete, como si fuera un respiro. Y quizás en el proceso de reeducación empática