#DossierBélico (23): Samarra

Por Hernán Schell

Samarra
Estados Unidos/Canadá,90′, 2007
Dirigida por Brian de Palma
Con Izzy Díaz, Rob Devaney,  Ty Jones, Anas Williams, Mike Figueroa, Yanal Kassay, Dhiaa Khallil.

La guerra según Brian

Por Tomás Carretto

Samarra vendría a representar una especie de The last picture show (Peter Bogdanovich, 1971) del cine bélico, la película final y definitiva de un género que tiene méritos cinemáticos y plásticos apasionantes, en virtud de su potencia visual y su retrato del hombre al filo de situaciones límite, pero cuyas motivaciones revelan el lado mas salvaje y crudo de los hombres.  Es verdad que el cine no tiene por qué a esconder las miserias humanas pero no puede ENALTECER  aquello que lo degrada, un aparato de propaganda que solo sirve para domesticarlo y deshumanizarlo. El cine es una estética, pero también una ética que no le debe ir en saga. Situación que muchos realizadores enamorados de la sangre y la violencia se les pasa por alto, concurriendo en la propaganda mas desaforada. Que sea un realizador como De Palma el director de esta película es algo paradigmatico, uno de los últimos grandes maestros del cine, un director fuera de cualquier estándar convencional , acusado muchas veces de estetizar la violencia, pero con una fuerte autoconciencia del lenguaje cinematográfico y que jamás a esquivado la lectura política, aún a costa de “destruir” su carrera.

En la reciente crítica (en este mismo dossier) de La Delgada línea roja hablábamos de que Malick trabajaba (expandiendo) los límites del cine bélico. De Palma en cambio decide ir por fuera de esos límites y hacer una furiosamente política, “al hueso” diríamos,  que retoma su anterior excursión en el género: Pecados de guerra (1989) realizada sobre el final de la era Reagan.  Aquel film marcadamente crítico que para muchos podía resultar extemporáneo por estar referido a un hecho real sucedido durante la pasada Guerra de Vietnam (1955-1975), era una metáfora y un furioso alegato en contra del intervencionismo americano de la doctrina Reagan (1981-1989).  La película incluso representaba casi teatralmente una suerte de juicio militar contra los violadores y asesinos de una joven vietnamita. Recordemos que aquel entonces De Palma era uno de los tres directores de referencia en Hollywood luego del fabuloso éxito de Los intocables (1987) por lo que la potencia de su voz gozaba de un amplio alcance. La película sin embargo fue un fracaso de taquilla que políticamente sirvió para poco, Reagan fue reemplazado por su vicepresidente George Bush, ex director de la CIA en pleno auge del plan Cóndor, con vínculos societarios estrechos con la familia real saudita en torno al negocio del petróleo. Bush y la doctrina Reagan habían construido, financiado  y alimentado a los futuros enemigos  de Estados Unidos y paradójica y emblemáticamente de las administraciones de la familia Bush al frente de su país – George padre 1989-1993 y su hijo George W. 2001-2009- (Saddam Husseim -apoyado militarmente durante la guerra Irak-Irán (1980-1989), conflicto desencadenado pocos meses antes de la llegada de Reagan al poder,  que supuso la entrada directa de Estados Unidos en el medio oriente luego de la invasión de Hussein a Kuwait y que dio lugar a la Guerra del Golfo (1990-1991) la primera guerra televisada en vivo, y Osama Bin Laden el terrorista saudí integrante de la familia real vinculado a los Bush e ideólogo del atentado del 11 de septiembre del 2011 en el World Trade Center y que dio pie a la segunda invasión y Guerra con Irak (2003-2011), y que sirve de argumento para esta nueva película de De Palma. Invasión que siempre fue controversial porque no había ligazón entre Bin Laden (los lugares donde estuvo refugiado –Afganistán y Pakistán- luego del atentado) y el régimen iraquí. La excusa: la tenencia de armas químicas, tenencia que nunca se comprobó.

La guerra de Irak fue una catástrofe. La ocupación desencadenó la formación de una milicia terrorista internacional –ISIS- y las huellas que dejó la destrucción total de Irak que produjo una herida inmortal en los civiles iraquíes y los propios soldados americanos, con stress post-traumatico y ola de suicidios masivos. Un segundo Vietnam. Es por eso que seguramente De Palma se sintió imperado moralmente para esta nueva película. Película que por otra parte transgrede todos los límites del cine comercial en una era audiovisual marcada por la interactividad y la profusión de imágenes en soportes de los mas heterogéneos. Volviendo otra vez a Malick, en una inédita entrevista, el texano decía que la inspiración para sus imágenes era todo aquello que estaba por fuera de la publicidad, pero que hoy eso era imposible “porque las imágenes están en todos lados”. Este contexto es el punto de partida de Redacted.

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