Clorindo Testa

Por Amilcar Boetto

Argentina, 2022, 100′
Dirigida por Mariano Llinás

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La escena donde Llinás le lee la crónica que La Nación publicó sobre su padre a su madre, podría considerarse el centro neurálgico de Clorindo Testa. O al menos el momento donde más evidencia la lógica de su estructura. En esa escena, Llinás lee la noticia narrándola con una intención ficcional que se rompe cuando aparece la risa genuina ante la ridiculez que está leyendo. Esa risa es precisamente el centro del relato: la fuga de todo el artilugio narrativo que Llinás arma en torno a una metaficción sobre el libro de Clorindo Testa.

El juego de no saber qué filmar y de presentarle distintos fragmentos a otros colegas para que opinen se enmarca dentro de una ficción que se ve agujereada menos por su propia narración autoconsciente (la voz over del principio admite: puedo quedar como un pelotudo) que por los momentos donde la ficción se ve alterada por el registro de algo real. La risa es un gran ejemplo de eso, como también lo es, la escena del pedo. Lo interesante, es que ese registro se presenta como fuga en tanto niega todo lo que Llinás, en la ficción, pretende que la película sea.

Es decir, esos momentos le subrayan en su cara que la película es sobre su padre, es sobre su hijo y es, fundamentalmente, sobre su relación con su familia. Las fuerzas que parecieran estar en conflicto, entonces, son las ganas de Llinás de no hacer una película sobre alguien abriendo una caja y viendo recuerdos familiares y su propio amor por su familia luchando por aparecer en cada plano. 

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