Contrarreloj

Por Gabriel Santiago Suede

Retribution
Francia-Alemania-España-EE.UU., 2023, 91′
Dirigida por Nimród Antal
Con Liam Neeson, Jack Champion, Embeth Davidtz, Matthew Modine, Arian Moayed, Emily Kusche, Lilly Aspell, Noma Dumezweni, Jerry Kwarteng, Christian Koerner

Inception

Ya vamos por la tercera y nada nos asegura que no podamos encontrarnos con una nueva versión de El desconocido, la película española de 2015 que tuvo también una versión extranjera en la surcoreana Amenaza Explosiva. Esto es posible, definitivamente, porque su premisa high concept es tan universal y adaptable como la palabra “Taxi”. Por eso ahí está Liam Neeson, que es uno de esos actores que aprendió a aparecer escondiéndose en lo intrascendente. Porque si algo destaca a Contrarreloj es que no busca destacarse de, sino parecerse a, es decir, un cine conciente de la fotocopia como procedimiento. Por eso su sistema de funcionamiento es el de los lugares comunes para que, como espectadores, podamos anticipar todos los pasos cada vez que sea necesario.

Ahora bien ¿Es consciente Contrarreloj de tamaña operación textual o medio que le importa todo un carajo y apela a nuestras emociones más primarias, que son las que suelen salir a la superficie en las películas high concept? Tendemos a pensar que la segunda opción gana en las apuestas, pero en parte estaríamos siendo injustos. Si, está el dilema ético que planteaban las versiones anteriores (incluso maximizado). Si, está el espacio concentrado hasta niveles microscópicos, pero nos sabemos todos los trucos. El problema es que parte de lo que hace Nimrod Antal nos obliga a replantearnos si nos pueden tomar de boludos o si realmente no hay un juego con esa espera de que la expectativa de rompa pero en realidad de cumple, es decir, un inception de expectativas.

Entonces aparece la duda: Si no es la expectativa concretada o su traición, entonces… ¿Qué es lo que hace avanzar a Contrareloj? Habría que hacer una cita de cita y citar al Tarantino de Cinema Speculation hablando de Bullit y decir: es la fotogenia de Steve McQueen adentro de un auto la que hace avanzar las cosas. Bueno, algo de esa fotogenia mágica reaparece con Neeson, cuya presencia dota de una plasticidad irreflexiva y movimiento al barullo del director, que no parece saber qué hacer con la narrativa ni con el guión, pero si con el rostro y cuerpo de Neeson.

Contra todas las posibilidades, Contrarreloj sortea los obstáculos absurdos que se pone delante de sí. Y sin ser otra cosa mas que imágenes en movimiento olvidables, durante los 91′ canónicos y cinematográficos minutos de duración le creemos aunque nos mienta como colegialas.

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