True Detective: Tierra Nocturna

Por Varios Autores

True Detective: Night Country
EE.UU., 2024, 6 episodios de 60 a 75′ aprox.
Creada por Issa López.
Con Jodie Foster, Kali Reis, Finn Bennett, Fiona Shaw, Christopher Eccleston, Isabella Star LaBlanc, John Hawkes, Anna Lambe, Aka Niviâna, June Thiele, Diane Benson y Joel D. Montgrand.

Los hombres que no amaban a las mujeres

FK: La cuarta temporada de True Detective comienza de manera inmejorable, con más referencias a Carpenter y al componente sobrenatural -que estaba en la primera temporada- antes que a la clásica tipología realista de las últimas dos temporadas. Pero no, no eso se permitieron. Por un lado, como suele hacer HBO en buena parte de sus policiales, abre pistas absurdas para costados que luego no va explorar (el sobrenatural de monstruos es uno, el de fantasmas es otro, el de asesinatos rituales y sectas es otro). Pero ese no el mayor de los problemas es esta temporada, sino la sostenida posición de generar simpatías con la agenda woke, en este caso mediando una misandria galopante: en esta cuarta temporada no hay hombre que se salve. Ni siquiera cuando les mujeres cometen crímenes. En los primeros siempre hay gratuidad, en el caso de las mujeres la criminalidad es reactiva. En ese punto todo lo que propone la S04 es de un nivel de puerilidad que asusta (y que permite entender la bronca de Pizzolatto, a quien le compraron los derechos y que hoy se debe estar agarrando la cabeza). En el mundo de la S04 no hay matices, no hay mito, ni personajes tridimensionales. Lo qué hay es un esbozo de volumen dramatúrgico disfrazado de flashbacks que se nos tiran por la cabeza, porque no se sabe resolver la acción en presente. Los personajes explican todo. Y sino lo explican los inserts. Y sino los flashbacks. Pero los hechos no importan. Lo único que prevalece es un intento por justificar una sola forma de violencia. Es autocrítica esa forma? Lo dudo mucho.

SM: En efecto, extraño mucho la densidad noir de la serie. En algunos capítulos se asoma, pero más como un efecto de guiño a la carrera de Jodie Foster, quien nos recuerda El Silencio de los Inocentes, rememorando los absurdos kafkianos en el invierno de Un plan simple y Fargo. Pero siempre la bajada de línea, el comentario editorial que impide que pensemos por nuestra cuenta, cancelando la posibilidad de abrirnos al misterio y el horror del género. Por eso la confesión final no impacta, apenas como algo que pretende ser sugerente, pero que en verdad es canallada pura, rozando con una agenda que legitima la violación de derechos y que impone la venganza ciega, a nombre de la revancha histórica. Todo muy facho marxista.

RMS: A ver, yo no creo que llegue a la misandria, básicamente porque hay un personaje masculino (uno solo, el interés romántico de Navarro) que tiene una cierta dignidad, aunque la serie lo deja prácticamente de lado en los momentos decisivos. Pero sí es cierto que la mayoría alternan entre torpes, jodidos, abusadores, mentirosos o sometidos -lo del ayudante del personaje de Jodie Foster roza lo indignante-. Y también se ve que el relato arranca como para ser una versión clase B de las tres temporadas B -lo cual no dejaba de ser bienvenido-, pero después cede a la solemnidad y la discursividad progre pomposa. Y se olvida del misterio, en favor de regodearse en las miserias de los personajes. Esto último es algo que siempre me molestó en todas las temporadas, esta noción de que para ser detective hay que ser un individuo autodestructivo y destructivo a la vez, hasta el punto de la arbitrariedad. La serie en sí está siempre al borde de la misantropía y el miserabilismo, y esta cuarta entrega ya descarrila en varios pasajes.

FK: Es curioso, porque hay algo del subgénero nauseabundo del rape & revenge por acá, pero con una pátina de importancia y compromiso que aquellas películas exploitation no tenían. Si al menos la serie se hiciera cargo de su sadismo entonces estaríamos entrando en otro asunto. Pero no. En relación a lo que respondía Rodrigo sobre la misandria yo creo que está presente aunque sea como tendencia, porque todo el tiempo hay una idea persistente de la masculinidad tóxica que tiene como contrapunto que los hombres que no ingresan en esa lógica son pasivos al maltrato o destrato constante de parte de las mujeres. A título personal no me preocuparía demasiado si eso fuera asistemáticos. Es problema es que en su sistematización hay algo de clickbait, como si la serie buscara provocar alguna clase de respuesta o sencillamente, si no lo consiguiera, buscara naturalizarlo. Suena entonces, detrás de todo esto, un “ven, si esto les molesta es lo que nos hacen a nosotros desde hace milenios”. En relación a lo que dice Rodrigo sobre la misantropía y el miserabilismo de los protagonistas yo creo que es una marca de la casa. Pero mientas en la primera temporada estaba plenamente justificado, en las subsiguientes aparece casi como auto impuesto. El problema es si la dramaturgia de los personajes lo justifica. Y creo que en este caso (así como en la segunda temporada) no lo hace.

SM: Dramatúrgicamente, percibo una serie pomposa y deshilachada, con algunos recursos retóricos que apelan a un falso suspense que siempre concluye en un apunte verborreico, desconfiando del poder seductor que transmiten las imágenes. De ahí que el discurso final, a tono con la inseguridad dramática, se haga tan redundante. De ellas, la historia de Navarro consigue atrapar un poco más, pero la conclusión niega, de nuevo, la inquietante posibilidad de dejar abierto su devenir, al cerrar con una imagen subrayada de ella con vida, totalmente prescindible, tras su huida “simbólica”, tras su renuncia. Por eso, la serie se inscribe en el contexto de la nueva y problemática HBO, donde los géneros fuerzan una revisión, para adaptarse a los cánones del Hollywood de la representación, en la era de Barbie. He aquí la versión “realista” y “feísta” de los versos de la muñeca de Matell, con el toque de “revange porn” aludido por Federico. De pronto es consecuente con la prédica “vengazamática” que viene personificando Jodie Foster, desde Taxi Driver y Acusada, con el fin de hacer catarsis y brindarle una compensación a la audiencia. Mi problema, después de leer el reciente libro de Tarantino, es que “True Detective” ejemplifica el miedo que tiene la industria, o su impericia, para narrar los crímenes de la venganza con el sarcasmo y la mala uva que se perfilaban en “Joe”. Ahora todo es de una sequedad tremenda, que debe doler y resultar “fría”, en perjuicio de la dotación de un entretenimiento salvaje y peligroso. Ya no lo es. Hoy se siente clean y calculado en 8K.

RMS: A mí me llama la atención cómo el relato amaga con un montón de cosas que después no concreta o se queda a la mitad. Tenés esa zambullida en el horror sobrenatural, el coqueteo con la clase B, incluso cierta cuestión autoparódica. Hay, por ejemplo, una escena donde Navarro le tira a Danvers “che, ¿hay algún tipo en el pueblo con el cual no te hayas acostado”, que pareciera ir para el saludable lugar de lo cómico. Pero después todo es solemnidad, pomposidad, discursito progre sobre comunidades originarias oprimidas que es un sinfín de lugares comunes. Y el policial queda relegado, convertido en un mero accesorio de la discursividad recargada. Ni hablar del final, que es básicamente una apología de la justicia por mano propia mezclada con seudo discurso feminista. Y hay un problema llamativo en el diseño de muchos personajes, como el interpretado por Christopher Eccleston, que está básicamente para pelearse o cojer con Danvers, o el de John Hawkes, que es apenas una herramienta del guión.

FK: En efecto, lo que es terrible es que no solo todo está persistentemente explicado hasta la redundancia, sino que la puesta en escena como interés se va deshaciendo con el paso de los episodios, generando una chatura extra a la evidente pobreza. Y también es cierto que incluso pudiendo contar con personajes que justifiquen el desarrollo no hace otra cosa sino amputarle las alas, como si hubiera un disfrute misantrópico, como decía Rodrigo. Y estoy de acuerdo con lo que dice Sergio sobre el orden de reescrituras sobre el que se apoya: no hay intención de crear, sino de modificar los escrito. En relación al problema galopante de guión al que apuntaba Rodrigo, es cierto que hacia la segunda mitad se hace evidente que hay personajes (en especial masculinos) que están entregados a la mas absoluta funcionalidad, sin el menor interés por su rol. En ese orden de cosas es como si la serie fuera pisando su propio palito, su propia trampa: en vez de concebir a personajes complejos y tridimensionales frente a los cuales las mujeres puedan llevar adelante la venganza en un plano de incomodidad, lo único que hace es dejarlas expuestas, como si el mundo representado solo fuera posible con hombres malísimos o víctimas perfectas. No se me ocurre nada mas distinto a la idea de observar un mundo adulto

SM: Hollywood prefiere contarse mentiras que alegren y calmen a los que reclaman en la calle, por sus derechos. Así que en vez de recompensarlos de verdad, los consuela con paños calientes de una ficción como ”True Detective”. Un clásico de la meca. Explotar la depresión económica en relatos que en lugar de explicarla como se debe, pues se buscan a chivos expiatorios en demonios expresionistas, en pandillas de doctores locos. No se ha evolucionado mucho desde “Caligari”. Incluso, ya quisiera “True Detective” haber cambiado la historia de la vanguardia, como lo hizo la película de Robert Weine a través de sus decorados demenciales. Las típicas paradojas de HBO, que se averguenza de su origen y devenir capitalista, disfrazándose siempre de una compañía supuestamente abierta a los movimientos disruptivos y contraculturales. El tema es que sus productos están fallando, al servirse de una moralina woke que es tan falsa como la del pasado conservador que se pretende suplantar.

RMS: Estoy de acuerdo con que el simplismo ejercido por la serie sabotea sus propias pretensiones de construir un feminismo audiovisual complejo, que la lleva incluso a una misandria casi involuntaria. No es la primera creación ni seguramente sea la última: películas como Barbie son también ejemplos de mundos narrativos donde prevalecen las simplificaciones y las respuestas fáciles antes que los interrogantes incómodos. A True detective: tierra nocturna se le podría decir lo mismo que dice Danvers a cada rato: “hacé las preguntas correctas”. Y la verdad que esas preguntas nunca aparecen. Y coincido también con que la culpa lleva a HBO a un doble estándar, que quiere ser abierto y progresista, pero es más conservador y hasta retrógado que otra cosa. El problema es que ese doble estándar continúa siendo rendidor, lamentablemente. Quizás es parte de un proceso histórico, un camino que se va recorriendo por parte del gusto del público y de la producción audiovisual. Pero lo cierto es que estos últimos años woke me han parecido una enorme pérdida de tiempo y energía.

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