Mamá se fue de viaje
Desde hace rato que el cine argentino carece de industria cinematográfica. Al menos una en serio, una que no sea un feudo de cuida coches. Porque para ser lo primero debe ser consecuente con un estado del lenguaje. Ese milagro supo suceder en algún momento entre la década del 40 y la década del 60. Pero ya no existe más. Los neoentusiastas hablan de una nueva edad dorada para el cine argentino, que habría comenzado con la emergencia de los primeros y segundos largometrajes de los directores de la generación del Nuevo Cine Argentino. El inicio tendría su fecha de nacimiento entre 1998 y 2002 aproximadamente, con un pico de prestigio entre 2005 y 2008 y un pico de producción ascendente entre 2010 y 2015 que supo promediar los 130-150 largometrajes anuales.