Mujercitas
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Mujercitas

Los créditos son secos. Como la tipografía de cartelería de la nueva versión cinematográfica de la novela de Louisa May Alcott. Como si no hubiera que demarcar nada particularmente femenino en ese mundo de mujeres. Nada de elegir una fuente con firuletes ni nada que se asemeje a las versiones previas. Sino que sea lo más neutral posible. Una película con mujeres, no una película para mujeres o de mujeres. Una neutralidad que anticipa algunas de las elecciones que reconoceremos luego. Porque si algo tiene la inteligente versión que encaró Greta Gerwig (amén de esa suerte de marca autoral de narrar historias de mujeres que deben construir su camino en el marco de las dificultades del mundo que las rodea, sea cual fuere la época que les toque) es su capacidad para haberse apropiado del texto original, sabiendo iluminar contornos, sabiendo difuminar otros, logrando que en una aparente escritura neutral no deje de estar presente la marca individual. Y que esa marca se convierta en un gesto hacia adentro pero también hacia afuera de la película. Porque en esta adaptación el movimiento que organiza la narrativa es doble. Por un lado una autoconciencia (que ya estaba en el texto de origen), pero al mismo tiempo una necesidad de que esa autoconciencia interpele al presente, como si la película precisara de una serie de notas al pie para que no pueda ser fácilmente acusada de construir un mundo de mujeres a la expectativa de la llegada de los hombres a sus vidas.

The Lighthouse
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The Lighthouse

Que el desdoblamiento del sujeto. Que la metáfora de Proteo y Prometeo. Que la alegoría de la muerte y el ingreso a los cielos. Que el choque generacional (incluyendo el choque paternofilial). Que Polanski. Que “Es el Ambrose Bierce de El puente sobre el río del buho”. Que Bergman. Que Tarkovski. Que Dreyer. Que el expresionismo. Dios, chicos: no vaya a ser que se les escape un mitologema. Pareciera que estuvieran encerrados en una habitación entre Faretta y Alsina Thevenet. Como si el sistema de referencias (más o menos obvias, más o menos visibles) hablara más de los críticos sobreactuando un hype imposible con esta película que sobre la película en si, que dicho sea de paso, hace ingresar de manera definitiva a Robert Eggers en el club de los vendedores de humo y filmadores profesionales de la belleza.
Esta va a ser una anticrítica. No pienso hacer una sola mención al argumento de la película, a sus personajes, a la realización formal con impecable fortografía, extraordinarias actuaciones y una puesta de cámara precisa y elegante. Para eso están las gacetillas. Si buscan una celebración exagerada no sigan leyendo.

El Caso De Richard Jewell
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El caso de Richard Jewell

Pero asi como la película de Eastwood se sitúa en ese pasado también extiende sus tentáculos al presente. Y lo hace girando en torno a la noción ideal de la institución policial. Es quizás el aspecto más contemporáneo de una película que ha optado por situar los hechos 24 años atrás. El protagonista de El caso de Richard Jewell es precisamente quien le da el nombre en cuestión a este largometraje. El respeto que Eastwood tiene por su protagonista redunda en no intervenir en el camino, en la evolución dramática de Jewell. Empleado de seguridad de segunda línea, con aspiraciones policiales y algún evidente retraso madurativo (sobre el cual la película no hace particular énfasis, en un pudoroso acto de cuidado con un personaje que bordea el ridículo varias veces, no por crueldad sino por su condición limitada), Jewell realiza un recorrido invertido, como bien suelen experimentar muchos de los personajes del cine de CE. El recorrido es el del alejamiento de las instituciones.

The Crown – Tercera Temporada

The Crown – Tercera temporada

Hay que retrotraerse a las ambiciones de Downton Abbey, Mad Men o incluso a la demencia de los infinitos capítulos de Lost (con la friolera de 25 episodios por temporada en algunos casos) para pensar en las ambiciones corales de The Crown. A su vez debo admitir que, si bien estamos en la tercer temporada, no supe darle mucha pelota en su momento de emisión cuando salieron las temporadas anteriores. Fue a partir de un cierto momento de este año que comencé a amigarme con ese serial de largo aliento que, desde la temporada uno a la tercera nos va contando la vida presuntamente íntima de los integrantes de la corona británica (aunque el eje particular está puesto en la reina Elizabeth) a lo largo de casi 50 años del siglo XX.

#Postmardelplata2019 – (7): La Virgen De Agosto
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#PostMarDelPlata2019 – (7): La virgen de agosto

Con La virgen de agosto, por más que algún despistado quiera forzarla a una lectura metafísica, Trueba vuelve al mundo terrenal, es decir, al mundo de las personas, los cuerpos, los espacios, el viento, las comidas, las lluvias, las noches, el sexo, el calor y varias cosas más. El juego entre el título, las fiestas religiosas y el final pareciera reconocer más el componente lúdico en la obra del director que la necesidad de vehicular alguna clase de revelación trascendental en lo cotidiano (algo que si podríamos reconocer en cierta parte de la obra de Eric Rohmer, que en su cristianismo basal y baziniano deja entrever otra cosa cuando se obsesiona con los cuerpos y su registro).

Hogar
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Hogar

En Hogar estamos ante un verdadero queso gruyere, en donde todo conecta con todo, en donde lo religioso puede ser violento pero también redentor, en donde el mundo de las madres solteras puede ser vulgar, pero también un lugar desesperado. Y todo eso puede mezclarse, confundirse, convertirse en una masa amorfa de posibilidades y sensaciones, como bien muestra la maravillosa escena del festejo, con cumbia villera incluída, en donde en un mismo espacio, apenas separado por una tela que divide, vemos una sucesión de bailes en shorcitos de hule por los que se escapan los cachetes del culo pero también escotes explotados de un lado y un grupo de niños al cuidado de monjas que deben entretenerlos mientras sus madres se divierten por otro.

Bikram: Yogi, Guru, Predator
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Bikram: Yogi, Guru, Predator

Hay dos películas conviviendo en el interior de Bikram: Yogi, Guru, Predator. Una de ellas es banal, vaga, sensacionalista, como si se tratara de un informe de Martin Cicioli, como si fuera una de esas notas especiales en las que los noticieros investigan un tema pero no hacen más que intercalar entrevistas varias con material de archivo y algún que otro reenactment. Eso es lo menos interesante que puede ofrecer. Y acaso lo mejor que tienen las películas de entrevistas es cuando pueden revelar un costado inquietante del entrevistado, que deja entrever una cara detrás de la máscara (pensemos en Jim & Andy: The Great Beyond) o pensando en series en casos como Evil Genius o Wild Wild Country. Ni hablar de películas como Shoah (Claude Lanzmann, 1985). Pero no es el caso de el film que nos toca hoy.

Mar Del Plata 2019 – Diario De Festival (5)
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Mar del Plata 2019 – Diario de festival (5)

Hay algo de tirano en eso de tomarse vacaciones. Porque en vez de poder relajarse y hacer lo que se le canta a veces uno trabaja de intentar relajarse y es más lo que deja en el medio por el intento que en el verdadero descanso. No sé, yo tengo sentimientos encontrados con las vacaciones o con los fines de semana largos. Los necesito pero a su vez creo que me condicionan peor. Depende de cómo me agarre el asunto. Y este año me agarró, justo en noviembre, a las corridas, con días de lluvia y con suerte dispar. Pude ver varias cosas. Algunas de ellas estarán destinadas para nuestra cobertura post festival, en el número de diciembre. Otras impresiones quedarán en el camino y otras se las cuento acá.

Un Día Lluvioso En Nueva York
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Un día lluvioso en Nueva York

En Un día lluvioso en Nueva York los personajes realizan un tránsito que evidencia el autoreconocimiento, si. Pero también la pertenencia. Todo el recorrido (determinado por la melancolía del naranja de Storaro que no es otra cosa que el naranja del crepúsculo, de algo que empieza a decaer e irse) que los personajes hacen gira en torno a las variaciones del reconocimiento. Por eso la película comienza como una comedia veloz y superficial para derivar a una comedia amarga con el centro puesto en la imposibilidad de ser feliz si no se produce un encuentro entre personas que no se sientan parte de un mundo en el que puedan compartir cosas. Lo interesante es que Allen demuestra que eso no es ni tan fácil ni tan simple.

Maléfica: Dueña Del Mal
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Maléfica: Dueña del mal

La cuestión es que esta segunda parte de Maléfica es más bien un spinoff de La bella durmiente, es mala con ganas, pero al mismo tiempo es tan honesta en su propuesta festiva, en su necesidad de convencernos de su mirada queer reprimida que, de algún modo se ganó mi corazón. Por qué queer? Porque no hay otra cosa que la celebración de una mirada ex-céntrica en esta película que pone el centro en la unión entre el mundo cis-hétero normativo del castillo humano y el mundo queer del pantano, con sus bestias sexuadas (excepto Angelina, que parece ser una reina travesti asexuada, aséptica, hiperbólica, una suerte de Moria Casán del mundo desarrollado). No, claro, ese es el eje reprimido, como te gustaba observar a Quentin Tarantino debajo de la estructura narrativa de Top Gun.

#Dossiergray: La Angustia De Las Influencias
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#DossierGray: La angustia de las influencias

Con James Gray pasa algo interesante en este orden. Gray pertenece a una tradición de directores que supo formar una cinefilia sólida y compleja. Pero no puede encasillárselo en el simple marco de una generación contextual. De hecho es anómalo el caso de su cine, porque estamos ante un director que, a diferencia de sus compañeros de generación, siempre se reconoció deudor de una tradición. Esa tradición en particular, la del neoclasicismo frustrado del new Hollywood de los 70s, es una de las más duras de superar: estamos hablando del mejor cine industrial hollywoodense junto con el de la década del 40, acaso los dos grandes picos de una historia canónica del lenguaje audiovisual.

The Unicorn
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The Unicorn

Si bien la película podía correr el peligro de comportarse como los documentales aberrantes sobre la pobreza y la miseria, en ningún momento se nos expone a eso. Casi sin intervenir en lo que filman, el dúo de directores sigue casi a todos lados a estos personajes que habitan ese caserón como si se tratara de una mansión embrujada. En ese mismo espacio mixto, en el que los tres integrantes se odian pero no pueden sino vivir juntos, no vemos otra cosa que una demolición en cámara lenta y en sordina, que a nadie parece importarle, como si en efecto los personajes estuvieran recluidos en un psiquiátrico privado.

The Aristocrats
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The Aristocrats

The Aristocrats está filmada, para decirlo académicamente, con los muñones (algo que también podría aplicarse a otra maravilla del humor escatológico como esa obra maestra que es Jackass 3D). Sus planos se ven horribles, las entrevistas tienen distintos registros de sonido sin unificar, la calidad del video dista de ser la mejor, el montaje es poco menos que realizado por un principiante. Y así las cosas es una de las grandes experiencias de comedia que un espectador libre (como los que el siglo XX preparó durante años antes de la avanzada puritana) puede encontrar como pequeño acto de resistencia contra todos aquellos que indican que la comedia tiene que morir en pos de la “tolerancia”

Unbelievable

Unbelievable

Ya de por si, el nombre que da el título a la serie en cuestión (cuya mejor traducción sería Imposible de creer (aunque no sería un nombre muy ganchero que digamos)) parte de ese problema de escucha. El punto clave, entonces, es encontrar una localización espacio-temporal para ese problema. Curioso resulta esto: la mayoría de los productos audiovisuales que tratan problemas de este tipo se sienten más cómodos situándonos en el presente, como si la experiencia fuera universal, transferible y ubicua en cualquier tiempo y espacio. Y la realidad es que la experiencia, nos guste o no, sucede en un marco histórico.

Yesterday
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Yesterday

En todo caso, si forzáramos la lectura autoral, en Yesterday la única muerte posible viene asociada a la pérdida de la identidad, a la despersonalización. Por eso, en alguna medida, funciona como un cuento de hadas invertido. Y qué mejor referente para pensar en esta clase de volteretas que uno de los directores que sobrevuela todas y cada una de las películas de Boyle: hablamos de Frank Capra.

Margen De Error
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Margen de error

En el caso de Margen de error estamos ante una comedia romántica en tono low-fi, con el eje puesto en una mujer de 50 y tantos, que a partir de una visita inesperada comienza a reformular su propio lugar en su mundo de comfort, en este caso representado por el universo cerrado de un grupo de amigas y su pareja (afortunadamente la película no necesita hacer ninguna clase de declaración políticamente correcta sobre la elección sexual de todas ellas, que son lesbianas, elección que la película no remarca como un gesto de superioridad moral sino como un elemento dramático a aprovechar).

Monzón

Monzón

Quizás lo verdaderamente indignante de Monzón, por lo pronto, no sea el obvio resultado al que llega, sino el desaprovechamiento galopante de todos los personajes que se agolpan a lo largo de sus 13 capítulos: el entrenador, la primera esposa, el manager, Susana Gimenez, Olmedo, Muniz, su familia, los hijos de Monzón, el fiscal de la causa, la abogada defensora. Todos y cada uno de ellos pedía un desarrollo más humano, que permitiera que la figura del boxeador también iluminara una época. El problema, nuevamente, es que el progresismo de la corrección política no ilumina, sino que borronea la historia.

Years And Years

Years and Years

Digamos que el punto de partida de Y&Y no resulta particularmente venturoso: detrás de la idea de contar la historia de los integrantes de una familia inglesa cualquiera (de clase media, obvio: nada más universal que la clase media, no?), se nos invita a ser parte de una suma de lugares comunes de la indignación: en el núcleo duro de esa familia cualquiera (tan cualquiera es que el apellido que los reúne es Lyons…si, símbolo y paradigma de la inglesitud para que esos personajes dejen de serlo y se comporten como representantes sociales) parece que se experimentan todos y cada uno de los hechos históricos que marcaran el decenio 2020-2030 que se nos narra

Waco

Waco

En este caso los hermanos Drew y John Erick Dowdle se metieron con un caso como el de el asedio de casi 60 días llevado a cabo por la policía, luego el FBI y finalmente una rama del ejército contra una secta de davidianos liderada por el fanático religioso David Koresh. El problema es que el modo en el que ambos decidieron encarar el problema dista mucho y muy seriamente de las ramificaciones del caso, de los antecedentes y de las consecuencias.

Hotel Mumbai: El Atentado
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Hotel Mumbai: El atentado

Hotel Mumbai es un pequeño Titanic. Es una burbuja a la que vemos en su proceso de formación. Que se disfraza de burbuja política y que cuando cruza frente a una fuente de luz pretende que reconozcamos todos y cada uno de los colores del arcoíris de la variedad de clases sociales. En ese sentido, se fuerza la máquina, diría Baglietto-Garré. La película necesita que veamos todas esas variantes entre los acomodados huéspedes del hotel, entre los empleados de mayor a menor rango pero también precisa que veamos las jerarquías en el interior de la organización terrorista.

Fin del Contenido

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