Barry – Segunda temporada
Si Breaking bad partía de una estructura claramente vinculada con lo dramático y la oscuridad de sus personajes (y de sus acciones), para ir incorporando rápidamente distintas capas de sentido relacionadas con la comedia, Barry hace lo mismo pero en dirección contraria: lo que comenzó como una comedia absurda fue derivando paulatinamente en un drama cada vez más siniestro, donde los márgenes para la redención o huida son cada vez más escasos, mientras que los espacios para la tragedia se agigantan. En este posicionamiento, la segunda temporada de Barry redobla la apuesta. No solo desde el recurso de un cliffhanger perturbador -que ya estaba al cierre de la primera temporada y que vuelve a repetir para clausurar su segundo año-, sino también en la forma en que expande el microcosmos que habita el protagonista, donde hay cada vez más fuerzas al borde de la colisión, con una sensación de inminente estallido que se hace cada vez más fuerte.