El niño y la garza
Hayao Miyazaki recorrió un largo camino sobre el cual siempre es tentador volver. Lo digo porque los críticos perezosos pueden comportarse como empleado bancario en microcentro en la hora de la comida: rajan a comer lo conocido (milanesa a la napolitana con puré de papas) y luego vuelven, felices, porque no hubo motivo para preocuparse. Una minuta es eso: además de un punteo de ítems es, también, algo que puede hacerse en pocos minutos y que está tan estandarizado en la práctica que puede realizarse con los ojos cerrados y dentro de un baúl con candado en la pura oscuridad.