Juana Banana
Desparpajo no es, estrictamente, sinonimia de libertad. A veces puede ser su perfecta inversión. Hija de esos experimentos de rodaje universitario (se asemeja mucho a las películas de improvisación de espíritu casavettiano, pero tampoco es eso, sino su asimilación errónea), lo que propone Juana Banana tiene algo que la vincula íntimamente con cierto cine independiente y falsamente desprolijo de los 90s, como el de Mariano Galperín, que jugaba con el desorden pero, contrario a lo lúdico, lo que se hallaba en sus películas era un esfuerzo denodado por encajar en el juego.