PERRO BLANCO | NÚMERO 81 | DICIEMBRE / 23

Por Federico Karstulovich

La independencia

Si algo sostuvimos (y seguiremos sosteniendo) desde el número 1 hasta el número actual es la más absoluta y completa independencia de criterios sin importar quien esté enfrente: no tenemos sponsors, publicidades privadas, no tenemos pauta pública ni subsidio alguno. Y aunque las cosas en Argentina, para los medios independientes, sean cada vez más cuesta arriba, aquí seguimos sin poner en tela de juicio la independencia. Pero ahora tenemos el diario del lunes. El tiempo pasó y se viene un reordenamiento de piezas. Y como desde estas páginas indicamos que ninguno de los proyectos en pugna parecía traer una mejora (al menos desde su discursividad pública) asumimos que lo mejor que podríamos hacer es lo que hicimos siempre: tener una perspectiva crítica (sin salir a juntar firmas que nos hagan quedar pegado a nadie), proponer cambios y mejoras (como lo hicimos en innumerables editoriales desde el nacimiento de Perro Blanco hasta la fecha) y señalar los problemas de vincularse con el poder para ejercer un silencio selectivo según el caso.

Estamos a días de la asunción de un nuevo presidente y el estado de expectativa dista de un estado de propuesta. De hecho la llegada de la gestión Puenzo-Battle como presunto recambio de la “entrega a los monopolios” de parte de la gestión Cacetta-Haiek no solo no mejoró nada, sino que empeoró todos los números disponibles de manera elocuente (de hecho la salida de Puenzo pareció hacerle recuperar la memoria a los trabajadores de cine, pero esto no se prolongó sobre la gestión Batlle, insólitamente). A tal punto que hace poco, hablando con un productor y defensor del sistema del INCAA le consulté por el presupuesto medio no actualizado. “¿Puede ser que el presupuesto medio no se hubera actualizado por inflación y, por lo tanto, estemos frente a un recorte del 50% o más?”. La respuesta fue que si. Ante esa respuesta mi segunda pregunta fue: “¿Y cómo puede ser que no esté todo el “medio cinematográfico” tomando la calle?¿Cómo puede ser que no estén haciendo nada?”. La respuesta fue peor: “¿Y qué querés que hagan? Si, hay algunos del sector documental que se quejan, pero son pocos”. Eso quiere decir que, incluso con un recorte del 50% del presupuesto (para quienes no lo saben un ajuste se puede hacer recortando presupuesto o no actualizándolo y que el ajuste en cuestión lo haga la inflación: en el segundo caso el ajuste es “invisible” porque para una parte de los afectados “es el marcado el que te aumenta las cosas, no el gobierno el que te ajusta”…delirante), el “cine argentino unido” no toca una calle ni por casualidad. No recuerdo semejante nivel de recorte monumental de partidas (vía inflación, como ya dijimos) en casi cuatro décadas. De hecho me tengo que ir a los años de Cavallo pre-ley del cine para encontrar tamaña salvajada. Pero ahí el “medio audiovisual” si estuvo en la calle reclamando. El resultado fue la mismísima ley del cine, que dicho sea de paso debe actualizarse y mejorarse.

Todo el párrafo previo viene a relación del problema de la independencia, de la honestidad intelectual y de la legitimidad de la palabra frente a los atropellos sea quien esté en el poder de turno (poder privado como estatal). La independencia nos permite a nosotros, en las páginas de Perro Blanco, señalar todas y cada una de las omisiones, todas y cada una de las agachadas ante los gobernantes de turno, ante las extorsiones públicas (y las privadas). Es curioso: ni un solo medio de cine en Argentina habló sobre el ajuste inflacionario y monumental sobre el INCAA. Quizás porque había que defender un candidato, salir a bancarlo “para que no vuelva la derecha”. Lo curioso es que no se necesitaba bancar a uno a otro para darse cuenta del desastre que se había llevado adelante.

Hoy el INCAA no parece estar al borde de su disolución. Pero el silencio cómplice del medio audiovisual no dejó a ese organismo en el mejor de los lugares. ¿Estamos a las puertas de una auditoría y una intervención? Es probable. ¿Cómo se vuelve del silencio y de la mentira? Esa respuesta no nos pertenece. Pero es posible que el respeto por la ley sea un buen comienzo.

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